A decir verdad, Pipí-Lulú no iba a El tonel (14 y 42)
desde hace mucho pero mucho tiempo, desde el momento en que el sitio cruzó esa línea que
lamentablemente todos terminan cruzando, aquella que demarca el preciso
instante en que un sitio de comidas platense que dio la nota (en este caso
exquisitas y abundantes picadas a buen precio) se laplateiza, es decir, se olvida de lo bueno que supo ser y cae en
un crculo vicioso de aumento de precio, reducción de calidad e interminables
colas para conseguir lugar. ¡Oh amiguetes! Si estas fronteras se cruzan en favor
de la masividad no es tema de debate para un blog culinario. ¡Oh amiguetes! Si
la pulsión pueblerina siempre termina ganando a los aires de gran ciudad,
tampoco.
De lo que sí podemos dar fe es que:
DONDE HUBO FUEGO, CENIZAS QUEDAN, y
allí nos vimos cenando entre amigas un sábado por la noche.
Para agendar: la
cocina estaba abierta y eso que eran las 23.30hs pasadas! Y las picadas no
sabemos, pero los involtinis de ricota y pollo… ¡estaban exquisitos!